Editor del Autor de Éxitos Editoriales Internacionales y del New York Times L. Ronald Hubbard

Congreso de Theta Clear

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Un experimento que cautivó la atención del mundo: tomateras de 6 metros y pepinos del tamaño de sandías llegaron a los titulares a nivel internacional. Pero lo que esos periódicos sabían no era ni la mitad de la épica historia que rodeaba a los experimentos que se llevaron a cabo en el invernadero de Ronald, y un avance sensacional sobre la vida misma: cómo los postulados fundamentales de sobrevivir y sucumbir interactúan en la vida y tienen como resultado el juego llamado “víctima”. Inmediatamente después de ese avance, llegaron más descubrimientos que revelaron las razones básicas de los postulados de un ser relacionados con la autodestrucción, y su solución; procesos de comunicación que limpian completamente de aberraciones centrales la línea temporal. Además, aquí fue donde la aplicación asumió una dimensión totalmente masiva con el anuncio de un nuevo tipo de auditación que hacía posible que un auditor manejara a cientos o incluso a miles de preclears al mismo tiempo. Es el medio para lograr un clearing a gran escala y la salvación planetaria. Y no obstante, a pesar de la magnitud de estos desarrollos, detrás de ellos había algo mucho mayor. Porque este es el histórico congreso donde Ronald anunció por primera vez la adquisición del lugar cuya dirección es la más famosa de Scientology: Saint Hill Manor, East Grinstead, Sussex, Inglaterra.

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Más Sobre Congreso de Theta Clear

Seguir viviendo requiere que uno penetre en los misterios que lo están haciendo retroceder. Y el mayor de esos misterios es el misterio de “¿Debería sobrevivir? ¿O debería sucumbir?”. — L. Ronald Hubbard

¿La meta? Clearing. Y no solamente un individuo, sino cientos, incluso miles a la vez.

Era el año 1959. Y aunque Dianética y Scientology habían entrado en su décimo año, Ronald estaba dando inicio a una era totalmente nueva: una que literalmente daría nueva forma a la propia imagen de Scientology, para siempre.

El desarrollo de la tecnología en 1958 había avanzado de lleno hasta un logro que LRH había buscado desde 1950. El clearing, hecho por otros auditores que no fueran él se había convertido en una realidad. En consecuencia, Ronald podía ahora concentrarse en los medios para llevarlo a cabo ampliamente. Sin embargo como describiera en un artículo de primavera de 1959, El Tema del Clearing, no era una meta nueva:

Cuando encontré en 1950 que otros auditores no podían lograr esto, me empeñé a fondo en:

”1. Estudiar todos los fenómenos relacionados con el clearing

”2. Estudiar maneras de entrenar a auditores para hacer el trabajo y

”3. El logro del estado original a gran escala por auditores en general, en todo tipo de casos”.

Primero, y como evidencia del hecho de que la tecnología había evolucionado hasta una funcionalidad muy precisa, ciertamente una nueva meseta, Ronald impartió las Conferencias del Curso Especial Hubbard de Auditor Profesional, en abril de 1959, para que sirvieran como plan de estudio primario para un nuevo Curso de Auditor Profesional. Tanto abarcaban estas conferencias que Ronald las describió como “los fundamentos de los fundamentos”. Como énfasis adicional del hecho de que la tecnología de auditor se había estabilizado, esas mismas conferencias todavía siguen siendo hoy el curso básico de adiestramiento de auditores.

Más precisamente, y además de establecer ese registro permanente, Ronald necesitaba ese nuevo Curso de Auditor Profesional, de inmediato, para entrenar rápidamente a los auditores para otra cosa que ahora estaba planeando. Es decir: el objetivo 3 anterior, el clearing a gran escala por auditores en general, en todo tipo de casos.

De hecho, las consideraciones prácticas del clearing generalizado lo exigían. En cuanto a puros números, cualquiera que fuera la cantidad de auditores que pudiera entrenar nunca sería lo suficientemente rápido si a cada persona había que llevarla a Clear una a una. Lo que Ronald buscaba era algún método de clearing que fuera “fácil, rápido, económico”, de manera que todo ser pudiera beneficiarse de ello.

La solución está en la coauditación, en que dos auditores forman un equipo para auditarse mutuamente. Sin embargo, aunque la coauditación había existido desde hacía algunos años, lo que Ronald estaba a punto de desencadenar era algo completamente distinto. Venía del hecho de que toda coauditación hasta la fecha estaba compuesta de equipos de auditores entrenados. Pero si tenía que entrenar a cada persona hasta un nivel de auditor profesional antes de que pudieran auditarse entre sí, entonces no se lograría nada.

¿La solución? Ronald desarrolló un tipo de coauditación completamente diferente, para el nuevo auditor. La denominó auditación amordazada, ya que las acciones que se le permitían ejecutar al auditor eran verdaderamente mínimas, y por lo tanto requerían poco entrenamiento. Pero esa fue sólo la mitad de la ecuación.

A continuación, reuniendo auditores para adiestramiento en un 6.º Curso Clínico Avanzado de Londres, introdujo algo de lo que jamás habían oído hablar: la manera de que un auditor procesara a cientos, incluso a miles de personas a la vez. Y no con procesamiento de grupo, con órdenes dadas a una sala llena de gente. En lugar de eso, cantidades ilimitadas de coauditores apenas entrenados siendo auditados, en realidad, por un auditor entrenado. Era, de hecho, una de las formas más antiguas de procesamiento desarrolladas, como Ronald dijo a esos auditores del 6.º ACC de Londres:

”Así que ¿qué es esto? ¿Qué es este Creéis que esto es nuevo. Sí, sí, muy nuevo en su tecnología, y sorprendentemente nuevo en su efectividad. Pero no es nuevo como idea. Porque así fue como conseguí montones de horas de auditación, en 1946, 47, 48 y 49.

”Ahora, por lo tanto, la idea de que un auditor maneje una gran cantidad de equipos es muy vieja. Pero la metodología con la cual se hace hoy es muy nueva”.

Sí, había una “metodología muy nueva”, y tenía todo que ver con el legendario elemento final en este período de investigación. Porque además del adiestramiento hecho personalmente por él a los auditores en Londres, Ronald había estado investigando en otra área totalmente distinta. Y aunque los scientologists en general no sabían nada al respecto, LRH estaba fascinando al mundo de la horticultura con sus experimentos de invernadero, que produjeron entonces algunos resultados asombrosos: matas de tomate de casi seis metros y pepinos del tamaño de sandías. Si bien la prensa estuvo pronto sacando titulares del “Laboratorio de la era atómica del Dr. Hubbard”, y describiendo además su “inmenso significado como descubrimiento para todos los jardineros”, el hecho sigue siendo que esos periodistas no conocían ni la mitad de la historia.

Porque, efectivamente, aquí había investigación dentro de un terreno mucho más profundo, con ramificaciones universales. Y lo que se desenterró fueron los postulados básicos de sobrevivir y sucumbir, y de cómo uno se vuelve una víctima. De ahí surgieron no solamente los factores mecánicos de por qué sucumbe la vida, sino los procesos para iniciar el clearing a gran escala.

Es más, era sólo el comienzo. Pues Ronald había sembrado otra cosa de la que pronto habría de brotar un crecimiento a escala planetaria. Y si no se ha mencionado hasta ahora, es sólo porque así lo quiso él.

Hotel Shoreham de Washington, 4 de julio de 1959, atronadora ovación en anticipación de algo que no conocían. Momento en que las luces se atenuaron, una fotografía se proyectó en la pantalla, y se oyeron las ahora inmortales palabras de Ronald: “Y aquí está Saint Hill”.

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